El gris: esa opaca realidad que se construye día a día a base de blanco y negro.
A mis profesores y sus alumnos
Por circunstancias de mi propia vida académica, en los últimos meses he vuelto a la facultad donde desarrollé mis estudios en Economía. A raíz de ello han rondado por mi cabeza algunas ideas y valoraciones que ya tuve cuando estudiaba. Ideas que, como la resaca del viento de Poniente que empuja la basura del mar hacia la orilla, han continuado durante años contaminando mi mente con pensamientos sucios. Pensamientos sucios, que no impuros, puesto que la “pureza académica” está en quien se acerca al conocimiento sin prejucio mayor que el de aprender sobre aquello que le gusta de una forma racional, crítica y constructiva. Y ese era mi caso, el de un estudiante vocacional. Pero pensamientos sucios a fin de cuentas. Puesto que por mucho que se esforzara el Doctor Maniqueo no conseguí distinguir nunca claramente el blanco del negro; el gris fue el color de mi pensamiento, de mi aprendizaje, del cielo… de mi vida.
Menos mal que ahí estaba mi colega Turbio. Él decía:”Los iluminaos lo verán to blanco y rogarán pa que la lù que les guía guíe a los demás. Negro lo verán to los oscurecíos, clamarán pa que la oscuridà que les arrastra arrastre a los demás. En lo blanco y en lo negro, iluminaos y oscurecíos, tos y toas, estarán cegaos. Ca cuà verá aquella parte der gris que quiera vè, sin sè capaces de distinguì ninguno de los otros colores”. Así me hizo entender que si mirábamos la humanidad en su conjunto la veríamos enguarrada, como el agua del mar en un día revuelto. Sin embargo, si miráramos la mar serena veríamos los peces, los corales y todos los matices y colores hasta llegar al fondo. Y la verdad es que siempre habían estado ahí. Gracias a Turbio entendí que hay muchos más colores de los que a veces somos capaces de ver y que, pese al blanco y el negro con los que algunos se empeñan en pintarlo todo de gris, hay una gran variedad de colores que, bien entendidos y usados, nos permiten crear lienzos dignos del mejor pintor. Yo ya he empezado, ¿para cuándo tú?
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