
Hablando sobre el taller de baloncesto 06/07 del IES Columela en términos culinarios el sabor que me deja es agridulce. O más bien dulciagrio…
Al principio hicimos una buena ensalada, rondando un número de 10 niños motivados y cordiales. ¡Qué salaos! No pudimos enrolarnos en las ligas municipales, así que tratamos de mantener la cohesión con un ambiente lúdico. Nos centramos en el aprendizaje pre-deportivo, en donde primaron el juego y los refuerzos positivos sobre el deporte reglamentario y la disciplina competitiva. Pa no amargarlos, claro. Durante los meses de noviembre, diciembre del 2006 y enero de 2007 ésta fue la receta. Así el menú fue funcionando... hasta que llegó la herizá. ¡¡Demasiaos pinchos!! Principalmente: las obras que han tenido, y siguen teniendo, lugar en el gimnasio y que, mientras se encontró una alternativa, hicieron que nuestra ensalada se fuera quedando sin sabor. Éste hecho, sumado a otros factores como: algunas faltas de asistencia debidas al carnaval y algunas bajas por lesiones y bajo rendimiento escolar (como represalia sus tutores les apartaban del taller) han terminado por hechar a perder el plato. Además creo que el no disponer de material adecuado para sus características físicas (desde las canastas de mini basket, muy importante a estas edades, hasta balones malos o deficientes…) tampoco ha ayudado a fortalecer la motivación de los chavales. Durante los meses de febrero y marzo la asistencia se quedó entre 3 y 5 personas, para pasar desde abril hasta mayo, el final, a sólo venir Dani. Mención especial para él, persona con discapacidad psíquica que siempre ha venido y ha disfrutado del taller. Sin duda, la salsa del taller. No he conseguido prácticamente nada en cuanto al conocimiento del reglamento y fundamentos técnicos, lo cual me pesa, aunque tampoco creo que ésta fuera la necesidad de Dani. Creo que en un grupo de personas con sus mismas circunstancias, o similares, se reforzaría esta área o al menos se equipararía su actitud/capacidad con la de los otrxs miembrxs del equipo. Al tener él una capacidad especial, los demás le daban cuartelillo y él descuidaba su atención en explicaciones y ejercicios, lo cual generaba distorsión. Pero bueno… si él fue la salsa, los otros jugosos ingredientes fueron: Fernando, le gustaba el rollito, comunicativo y cordial, respetuoso, aunque le costaba progresar porque estaba más centrado en lo socio-afectivo, salado; Antonio, el carnavalero, asertivo en toda regla, listo y rápido mentalmente, competitivo, era el que se lo tomaba más en serio, pero empezó a dejarlo con el carnaval y la obra… simpático, salaísimo; Antonio, el moreno, cordial y comunicativo, aunque menos hablador, lo hacía bien, competitividad sana, tenía un coco sano, agradable y risueño, picante; Jorge, se dio de baja por dolor en una pierna, resaltaba por su falta de concentración y dispersión contagiosa, picantón; Juan, le gustaba, era de otro instituto, lo hacía bien, tenía una actitud positiva, atenta, aunque se fue dejando caer… dulce; Antonio, el de fuera, serio, poco hablador, lo hacía bien, pero tenía tendencia a no escuchar, en carnavales le vi y no me conoció… con mucho jugo, aunque le faltan un par de vueltas; Leyner, pensaba que jugando al baloncesto se haría más alto, se quitó cuando se dio cuenta que no sería así, el más joven del grupo, al principio introvertido, aunque se fue soltando, progresó, dulce y salado; Jesús, muy hábil, hablaba poco o nada, , mucha velocidad, fuerza y destreza, aunque escuchaba poco, se quitó y no volvió a aparecer, otro par de vueltecicas; e Iván, simpático, divertido, irónico, un poco ido, le gustaba y se lo tomaba relativamente en serio, progresó, aunque tuvo que dejarlo por un problema físico, sabrosón. Como infiltrado de lujo tuvimos un mes a Pastrana, dicharachero, cordial, respetuoso, jugaba regular, aunque hubiera podido progresar, se quitó porque también iba al futbol, la guindilla.
En fin, una comida sabrosa, aunque algo ligera al final. Quizás si hubieramos participado en la liga municipal se hubiera fortalecido el grupo, por el objetivo compartido de jugar partidos. Aunque quizás hubiera sido peor en el caso de unos posibles malos resultados que terminaran afectando a la motivación de los chavales. ¿Equipo o taller de baloncesto? ¿Cuál es la mejor receta?