"La tara del daltonismo óptico que padezco quizás incluye daltonismo moral, ceguera para matices emocionales tan básicos como el verde y el rojo en la escala cromática"
Antonio Escohotado

viernes, 17 de octubre de 2008

Por qué es bueno que la banca esté en crisis.-


Septiembre de 2008. Se hunde la banca. La bolsa con ella.


Octubre de 2008. Empieza a bajar el Euribor, la inflación se contiene, el petróleo baja su precio, y se desploma él de las materias primas.


La mayoría de las heridas abiertas de las economías domésticas y los pequeño-productores parece que empiezan a cerrarse. Y se empeñan en decirnos que esto es CRISIS*.


¿Qué está pasando?


La política de exaltación del consumo y especulación general que ha estado impulsando el capital financiero transnacional ha provocado el hundimiento de una parte importante de la banca y el sector financiero de EEUU y la UE. Este hundimiento viene acompañado de una falta de liquidez (dinero contante y sonante). Y, ¡qué casualidad!, cuando los especuladores financieros no están pudiendo jugar al milagro de los panes y los peces con el dinero que les sobraba, porque ya no les sobra nada, la mayoría de los termómetros económicos han empezado a enfriarse.


Ahora, mientras nos convencen de que hay CRISIS, están creando la deuda externa del futuro, que pagaremos todos de nuestros bolsillos por mucho que Solbes y sus homólogos digan que no nos costará ni un céntimo. Quien diga que no que mire los manuales de Macroeconomía. Y eso no será crisis, eso será la ESCLAVITUD de nuestra sociedad bajo las cadenas del poder financiero.


Pero mirar al futuro es lo que no quieren que hagamos, así que volvamos al presente.


Si mi hipoteca me va a costar menos, si la comida está más barata, si lleno mi tanque de gasolina por menos dinero… eso es bueno para mi economía. Entonces, ¿por qué me dicen que estoy en crisis? Porque están perdiendo mucho dinero y quieren justificar el nuevo expolio que se está produciendo: ellos se han quedado con los beneficios y a nosotros nos va a tocar acarrear con las pérdidas. La creación de deuda pública nos va a empobrecer. Y además va a hacer que nuestros ya inútiles gobiernos frente al capital transnacional euro-americano tengan que obedecer también a otros nuevos dueños: los que van a comprar esta deuda pública, muy posiblemente China, Rusia, India, Arabia Saudí… y los bancos que han sabido mantenerse al margen de esta catástrofe financiera. ¡Cachis! ¡Ya estoy mirando al futuro otra vez!


El presente es ahora y ahora ya estamos pagando menos por muchas cosas y menos que vamos a pagar. Además estamos consumiendo menos, por lo que podemos considerar que hemos logrado una victoria anticonsumista… sin hacer nada. Una de las posibilidades de acabar con el Capitalismo, frecuentemente minusvalorada, es que éste acabe consigo mismo. Y eso es lo que está pasando ahora. Los bancos no tienen dinero para prestar por lo que la gente no tiene dinero para consumir. Por tanto el consumo disminuye arrastrando a la baja la Producción. Cuando no se produce, los trabajadores no son necesarios. Y si aumenta el paro, la gente no tiene dinero, ni para ahorrar, ni para consumir, ni para invertir, con lo que el parón económico se agrava y la situación social… se vuelve más inestable, lo que abre la posibilidad a un cambio en la mentalidad que lleve a un cambio social.


Habrá quien esté en desacuerdo con lo que digo porque muchas personas están quedándose sin empleo. Y es verdad que lo van a pasar mal. Sin embargo en ese momento de crisis es cuando la mente humana está más abierta a escuchar, porque quiere encontrar soluciones a sus problemas. Por ello creo que es un buen momento para hacer ver a la gente lo equivocado del sistema en el que vivimos, que les eleva como en un huracán para después dejarles caer de golpe, estrellándose de cualquier manera.


El Capitalismo se destruye a sí mismo, ¡construyamos sobre sus escombros!


* La palabra crisis viene del lat. crisis, y éste del griego κρίσις que viene del verbo “separar” o “decidir”. Crisis es algo que se rompe y como se rompe hay que analizarlo. De allí el término “crítica” que significa análisis o estudio de algo para emitir un juicio, y de allí también “criterio”, que es razonamiento adecuado. La crisis nos obliga a pensar por tanto produce análisis, reflexión y acción. (Etimología extraída de http://etimologias.dechile.net/)

domingo, 5 de octubre de 2008

el libre mercado... ¡¡¡AL CARAJO!!!

Desde principios del año 2007 venimos asistiendo a una serie de calamidades personales, empresariales y económicas, relacionadas con el mercado inmobiliario, que han provocado movimientos “inauditos” de los principales bancos centrales: FED y BCE.


La crisis ninja, crisis subprime o, menos simbólicamente, crisis especulativa inmobiliaria internacional se desencadenó en EE.UU. a lo largo del 2007 debido al afán de ganancias del sector financiero de dicho país. Con el transcurso de los meses se extendió, poniendo en dificultades a otros países de su órbita económica, tal como España, que ya de por sí estaba sumida en dificultades debido a la especulación inmobiliaria generada dentro del mismo estado.


Desde entonces hasta este momento hemos escuchado hablar sobre inyecciones monetarias, salvamento de bancos y algunos que otros remedios para esta especie de SIDA bancario, del que ni los bancos más castos parecen haberse librado. Sin embargo, no son tantos los que han recibido explicaciones claras sobre las causas de estos hechos y, sobre todo, de las implicaciones de las medidas llevadas a cabo para disminuir los efectos “malignos” de sus consecuencias.


En este momento en el que el mercado juega en contra de los defensores del libre mercado y de la desaparición del estado en su papel de agente protector y dinamizador de la economía ¿cabe esperar la aceptación de ésta, su receta, en sus propias carnes?


Economía y Política


Si nos vamos a cualquier manual de referencia sobre economía general, no tardaremos en encontrar alguna definición sobre qué es economía. Dentro de esta definición seguramente habrá un comentario sobre su cientificidad. Como ciencia que (se supone) es, nos la presentarán encuadrada en una categoría. Esta categoría será la de las ciencias sociales. También nos explicará que ciencia social es aquella que, a diferencia de la ciencia natural, no puede recurrir a experimentos de laboratorio para probar sus hipótesis y, además, está vinculada tan fuertemente a la sociedad que es en la sociedad donde tiene sentido. En este punto, cualquier persona con un toque de sana curiosidad y un mínimo de pensamiento abstracto podrá darse cuenta que las sociedades son múltiples y cambiantes y, por tanto, lo que es válido en una sociedad en un momento dado no tiene por qué ser valido en otra sociedad o en la misma sociedad en otro momento. No es por esto casualidad que los teóricos fundadores de la ciencia que hoy en día es llamada Economía no dudaran ni el más mínimo instante en nombrarla como Economía Política. La economía, más allá del mundo doméstico, es un instrumento de política al servicio del gobierno de turno: faraones, emperadores, sultanes, califas, cesares, reyes y cancilleres… todos sabían que la economía era parte de su política. La gestión políticamente eficaz de los recursos era, y sigue siendo, una condición necesaria para mantener imperios a flote.


El embaucador y la objetividad


Muchas personas mantienen el discurso de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el discurso del poder dominante. El grupo de personas que luchan para no perderlo siempre presentará su creación social como “la cima del progreso humano”. No tenemos que ir muy lejos para darnos cuenta: “sociedad del bienestar” o “estados democráticos” son algunos de los piropos que los que mandan se echan a sí mismos. Y si no fuera por las hipotecas que nos estrangularán durante 40 años, las depresiones y el estrés que nos corroen o las vergonzosas leyes (y pucherazos) electorales que nos anulan estarían en lo cierto. Pero cierto es sólo aquello que es irrefutable. Para saber qué es irrefutable el ser humano se basa últimamente en la ciencia. El método inductivo primero, el deductivo después y, finalmente y como culmen del proceso, el método hipotético-deductivo, han permitido a la humanidad saber interpretar y predecir fenómenos a ciencia cierta. Ha sido una virtud de la ciencia intentar separar lo engañoso de lo cierto, lo determinante de lo determinado, lo objetivo de lo subjetivo, para llegar a conocer el universo tal y como se nos presenta. Pero ha llegado a su propio tope al conseguir demostrar que todo es relativo, incluso los resultados que ella misma ofrece. Estas conclusiones provienen de los científicos más infalibles que hay, que son los que trabajan con las ciencias exactas.


Entonces bien… si un docto de una ciencia social, que NO es exacta, propone, a sabiendas de todo lo anterior, que los resultados de sus esfuerzos teóricos e investigadores son objetivos, ¿deberemos llamarle científico (con todos los honores) o, más bien, embaucador (con toda la deshonra)? He aquí la mentira de la Economía, de los economistas y de todos los que pretenden hacer creer que la única forma de gestionar el planeta es a través de teorías utilitaristas y libre mercado. Y si no, veamos un ejemplo.


Donde dije digo, digo… ¡picaste!


Simplificando:


Si yo vendo patatas más caras de lo que las compré, gano dinero. Si vendo patatas a crédito, gano dinero siempre que me paguen. Si no me pagan, perdí mis patatas y su dinero: estoy en bancarrota. El libre mercado ha dictado sentencia.


Si mis patatas valen 3 euros el kilo es porque estarán riquísimas. Sin embargo, hay en el fondo del saco dos o tres patatas podridas, que pudre gran parte del resto. Se corre la voz por el mercadillo y nadie compra mis patatas. Tengo que vender las que quedan bien al precio de las malas, 0,01 euros el kilo. No puedo pagar al proveedor de patatas: estoy en bancarrota. Así funciona el libre mercado.


Pero… yo tengo un buen amigo, un amigo con mucho dinero. Él me da parte del dinero que le sobra para que yo compre patatas de nuevo. Él lo ha hecho porque sabe que tengo que ganar dinero, para alimentar a mi familia… o para irme de borracheras. Esto no es libre mercado, esto es “política”.


La Economía es una bastarda que ha borrado su apellido, Política, y se traviste a sí misma de ciencia natural (exacta y objetiva) con el fin de que olvidemos de donde viene y hacia donde va: la dominación de una élite sobre el resto. Nunca será sorprendente que los que promueven dejar actuar la mano invisible del mercado en todo el globo, cuando tengan la necesidad política, metan las dos manos, de una forma bien visible, en el Tesoro Público y en los Bancos Centrales y las saquen llenas de billetes con los que taparse todas sus vergüenzas. Entre otros, usan el argumento de que si cae la economía financiera caerá la economía productiva. Lastima que no pensaran lo mismo cuando ocurrieron las crisis financieras en Argentina y el Sudeste Asiático.


No es una cuestión económica, si no política el que los bancos centrales de EEUU y la UE estén financiando el descalabro de bancos y otras instituciones financieras privadas. Si todas estas empresas, que ahora no valen nada debido a su catastrófica gestión, fueran compradas por los estados que ahora tienen dinero (China, Rusia, países de la OPEP), no sólo estaría jodida la economía del poder dominante, sino su política. Pero ese es el punto interesante. En este mundo dominado por las élites capitalistas transnacionales, los gobiernos estatales no dejan de ser un lastre para las políticas globales que se pretenden implantar. Aún está por ver cual será el final de todo este lío, pero seguro que cuando todo termine habrá quien diga que los gobiernos nacionales han demostrado no ser capaces de gestionar la crisis y que, para evitar estas “catástrofes” en lo sucesivo, sería conveniente que los países se ajustaran a las directrices de los entes capitalistas transnacionales. Y eso… eso es decir mucho.

jueves, 31 de enero de 2008

Mi nueva gran nofamilia

Después de un largo paréntesis en el que me he casi olvidado de ésta, mi bitácora, vuelvo a la escritura. Un largo paréntesis justificado por la vida, que me ha llevado de una a otra actividad, más o menos productiva, sin mucho tiempo para sentarme a escribir, quizás sin muchas cosas que decir, ¿quién sabe?



Ahora es... otra cosa. Un nuevo tiempo en el que pensar y actuar, reflexionar y escribir. Ahora... llegó otro momento, que de momentos sé mucho y si no hablad con la Señora Esperanza y su hermana Varianza... Al fin, es tiempo... de otra cosa.



Ahora me las labro en un pueblecito de Granada, en el que aprendo, desde hace unos pocos días, a convivir y a hacer aprender a otros. Otros, que no otrxs, ni otras, ya que estoy trabajando en un centro de menores extranjeros no acompañados... varones. Ocho niños adolescentes de Marruecos que me están mostrando lo difícil que es transmitir algo a alguien y lo fácil que es imponer lo que no se sabe transmitir. En este corto periodo de tiempo no he sabido transmitir todo lo que he querido, es más, creo que han sido ellos los que me han hecho aprender. Y todavía no sé nada. Pobre profesional de la educación éste, que cobra sin saber qué tiene que hacer. Así es nuestra vida en este sistema, así es el sistema en esta vida nuestra.

Después de este corto periodo de tiempo la ilusión sigue intacta, como no podría ser de otra forma, aunque, sin duda, ya está siendo modelada por la rutina del día a día y la bomba de relojería... que supone meter 8 jóvenes vidas en una casa, la suya, la mía. Mi otra casa. La rutina te lleva a pensar que educar a través de una acción formativa formal es casi imposible.

¿Por qué?

Porque la bomba de relojería puede estallar en cualquier momento y, casi siempre, es una increíble amenaza creíble. 8 inquietas cabezas, con sus propios proyectos personales, no son tan fácilmente moldeables como la esperanza, el ímpetu y la ilusión me hacían pensar. Y por supuesto, muy lejos del planisferio tan categóricamente trazado por los teóricos del asunto. Sus juegos se pueden convertir tranquilamente en conflictos y sus "anuestrosojos" conflictos muchas veces no pasan de juegos, jugarretas que te hacen por el simple hecho de estar aburridos.

Nada que no se encuentre en una familia numerosa.

Nada que echar en falta en mi nueva gran nofamilia.

Bienvenidx

"En este país de los viceversa todo es posible, menos tener memoria" Rafael Pérez del Álamo